Aún estando en pareja, a veces el amor duele. ¿Pero cómo es esto posible?
Según mi experiencia, cuando amas tanto que llega a doler, estás ante el hecho de que has entregado una parte tuya al ser amado. Y el corazón duele para avisar de que hay que recuperarlo. Normalmente le damos una explicación romántica y parece que el dolor enaltece aún más nuestra idea de pareja ideal, pero esto está lejos de ser verdad.
La entrega del corazón
A mucho de nosotros nos ha pasado en algún momento de nuestra existencia que hemos entregado nuestro corazón a un ser amado. Y como el corazón físico no puede ser entregado así como así, lo que entregamos es la parte del alma que corresponde a nuestro corazón. Este hecho es terrible, ya que, cuando nos separamos del ser amado, ya sea por muerte física o por otras razones, parece casi imposible recobrar la felicidad.
Y es así, hasta que volvamos a recuperar lo que es nuestro: nuestro corazón álmico. La próxima vez, en lugar de entregar el corazón, podremos entregar amor: siempre se multiplica. En la mayoría de los casos es muy simple restituirlo: basta con imaginarse al ser amado delante y pedir que nos devuelva nuestro “corazón”. A veces el intercambio es mutuo, y habrá que devolverle al otro su parte. Si aún no funciona la devolución, habrá que seguir investigando hasta lograr entender qué le está pasando a la otra persona. Si hay una deuda, habrá que saldarla primero. También es esencial pedir perdón, que es la actitud que mejor nos acompaña en todo este trabajo del mundo de las energías.
En mi caso particular, fue así. Yo le decía a mi compañero, que le amaba tanto que me dolía. Hasta el día en que me di cuenta de que el dolor estaba relacionado con una parte de mi alma que tenía él: dolía porque quería volver a mí. La entrega de la parte de mi corazón había ocurrido en otras vidas, por lo que me costó entenderlo. Desde que concluimos el intercambio mutuo de trozos de alma le amo sin dolor, con mucha más libertad.
La atracción irrestistible
Muchas personas se unen en pareja para concluir algo que queda pendiente de otras vidas. Que el otro tenga una parte de nuestra alma que le entregamos en otra vida le hace parecer irresistible, hablando no de la atracción sexual sino de la amorosa. También, si estás separado/a del ser amado y no logras olvidarlo, puede ser que necesites intercambiar trozos de alma con el otro.
Parcialmente extraído del libro “Escucha Interna y Autosanación” de Aminda Frei.