Cuando fui niña, me enseñaron de que la magia existe: la magia de Papa Noel, la de los cuentos de hadas, la bruja mala de Blancanieves….. Ya de mayor, me dijeron que nada de eso era cierto, que Papa Noel son los padres, y que ni las hadas ni las brujas existen en realidad. De niña percibí presencias en la casa, que me daban mucho miedo. Mi padre me convencía de que no había nadie, que me lo estaba imaginando. Si me hubiera dado una varita mágica a lo mejor hubiera aprendido a defenderme. Finalmente opté por ponerme unas gafas de no-visión, es decir, dejé todo el mundo invisible y mágico fuera de lo que era real para mi.
Si ahora digo que la magia está en ti, me refiero en realidad a tu capacidad de abrir la percepción, la mente y la imaginación para volver a dejar que la magia entre en tu vida. Porque, a pesar de que ya somos adultos, todos tenemos un niño, una niña en nuestro interior. Y lo que más fascina a los niños es la magia. Pero, ¿realmente existe?
La percepción de la realidad está creada por creencias
Yo definiría la magia como la capacidad de trascender las aparentes leyes de la realidad. Ya sabemos desde la física cuántica que lo que se manifiesta ante nosotros depende de la forma en la que lo miramos, y no es lo mismo para todos. Las gafas de no-visión que solemos tener puestas nos dan una visión muy limitada de nuestra realidad. Creemos que las cosas son así tal y cual nos enseñaron, tal y cómo creen el resto de las personas a nuestro alrededor. Estamos limitados por las creencias comunes.
Hay muchos ejemplos, una frase típica suele ser: “Hay que trabajar para ganarse el pan”. Sin embargo cada vez más personas se sienten libres para atraer una economía abundante a su vida haciendo lo que les gusta, lo cual en realidad no es trabajar. La palabra trabajar viene del latín “tripalium”, que hace referencia a un instrumento de tortura de la antigüedad y viene a significar algo así como sufrir, padecer.
¿Qué hacer con la magia?
Entonces, admitir la magia nuevamente en nuestras vidas nos puede ayudar a liberarnos de muchos conceptos, reconociéndonos como creadores de nuestra vida. Si lo logramos, podemos hacer las cosas como jugando, con ligereza. Si intentas hacer magia, y te sale, genial. Si no te sale, también, ya que has jugado un rato divinamente. Podrías:
- probar a comunicarte telepáticamente, lo más fácil es con el gato.
- encontrar dentro de ti aquello que te apasiona y hacer magia para convertir el hecho de practicarlo en lo que te da el pan
- Probar a transformar tus relaciones difíciles a través de la magia del amor ( esa sí la conoces)
- Probar dar lo mejor de ti siempre, la magia de la vida te lo devolverá con creces
- y muchas, muchas cosas más.
Con todo esto, nuestro niño/niña interior se pone muy contenta/o. Porque sabe sin lugar a dudas que la magia existe.
