Pocas veces somos conscientes de lo que forma nuestra base: nuestras raíces ancestrales. En la búsqueda espiritual muchas veces intentamos elevarnos y salir de nuestra condición humanamente terrestre. La verdad es que, en la mayoría de los casos, la vida tal y como la percibimos aquí es bastante pesada y difícil. Y como, dentro de nosotros, sabemos que somos seres espirituales, es fácil encontrar en el camino espiritual un escape a nuestra diaria rutina, o tortura, en su caso. Sin embargo, si no sanamos lo que nos sostiene, nuestro avance puede ser difícil.
Sin aceptar plenamente nuestras raíces ancestrales, seremos como un árbol sin raíces. Nuestra herencia ancestral es el cúmulo de experiencias vividas por nuestros ancestros, que nos condicionan, si queremos, o no. Y es que portamos su ADN. Como los estudios en epigenética han mostrado, a través del ADN se transmiten los aprendizajes de generación en generación. Algunos aprendizajes nos ayudan en nuestro camino, y otras nos limitan. Las heridas del sistema familiar también se propagan hacia adelante, lo mismo que las maldiciones, los pactos, las posesiones y algunas manipulaciones energéticas. Si no limpiamos concienzudamente nuestro árbol familiar, es probable que seguiremos condicionados por él.
La forma en la que lo trabajo, es a través de las Constelaciones Ancestrales. Hay otros enfoques terapéuticos que lo trabajan también, pero muchas veces no se atienden los aspectos energéticos durante las sesiones, porque los terapeutas no suelen tener una formación energética que les permita detectar y resolver estos problemas.
Un ejemplo
Como ejemplo para este condicionamiento relataré brevemente algo que me ha sucedido recientemente. Ya había limpiado muchas partes de mis raíces, y pensé que el trabajo se hallaba concluido. Practicando la Escucha Interna y Autosanación, hacia tiempo que me había percatado de una gran ansiedad que se hallaba escondido en mi interior. Un día, logré entrar en la ansiedad, y resultó ser un esfuerzo energético considerable. Una vez dentro, entendí que la herramienta de la contemplación, que había disuelto muchos bloqueos de aquí para atrás, no me servía en este caso. Estar allí era como estar dentro de una gran bola de fuego, y al segundo volví a salir.
Pedí ayuda a mi maestro chamán, y me sacó de adentro una presencia muy peculiar que él denominó “ángel de la muerte”. Provenía de un pacto que uno de mis ancestros había hecho, prometiendo su descendencia a la muerte. Y la verdad es que, sembró muerte en nuestra familia. En el fuego ritual la llama tomó claramente forma de ángel cuando salió, y desde entonces estoy con mucha menos ansiedad.
Se ve que, sin tener en cuenta este aspecto energético, no hubiera podido superar la ansiedad. Esto es un mundo mágico, y lo invisible es más vasto que lo visible. Agradezco profundamente mi liberación, y seguiré sanando a mi árbol familiar, ya que ahora sí siento que allí me queda trabajo por hacer.
Que tengas un excelente día