En terapia a veces me toca trabajar con madres que tienen graves desavenencias con los hijos ya mayores. La queja suele ser: mi hijo no me respeta, me hace la vida difícil, me saca el dinero y le da igual lo que me pasa…..
En mi experiencia terapéutica he visto a madres que han logrado darle la vuelta a la situación, asumiendo un hecho muy importante: A pesar de haber hecho todo lo mejor que han podido por el hijo, su hijo probablemente si tiene carencias afectivas, necesidades no satisfechas en relación con la madre. Por eso, para el hijo existe un vacío que aún trata de llenar, exigiendo una atención que no puede ser entregada así como así.
Cómo solucionar entonces el problema? La mayoría de madres en esta situación intentan poner límites a sus hijos, para protegerse. Pero la posible solución no tiene que ver con poner más distancia, sino menos. Abrir el corazón, sentir y reconocer el dolor profundo del hijo e iniciar una conversación amorosa suele abrir una brecha en el muro que separa a ambos. Hacerlo con respeto, amor, sin justificación ni culpa sería lo ideal. También cabe hablar del propio dolor, ser sinceros, con el corazón en la mano. Pedir perdón es lo único que podemos hacer para sanar el pasado. Pedir perdón abre el corazón.
Tomar el dolor del hijo, permitir que se desahogue, aunque culpe a la madre, eso sí puede sanar al hijo. En cuanto logre hablar de sus necesidades auténticas, estás pueden ser satisfechas por la madre con un simple abrazo. Es mágico ver una transformación así. Lo natural es que haya amor entre madre e hijo, un amor que crece beneficiando a ellos y el resto de familiares. Creo que en la mayoría de situaciones de esta índole es posible un cambio así.
Compártelo si conoces casos así. Gracias. Que tengas un excelente día.
