En la mayoría de las tradiciones espirituales y filosóficas nos hablan de la importancia de tener humildad. Pero, cómo se logra? La humildad, si es superpuesta a nuestra personalidad egoica es un mero adorno que carece de autenticidad. Eso que se dice que “hay que ser humildes” no funciona, al no ser que dentro de nosotros hayamos hecho un trabajo personal.
¿Qué es la humildad auténtica?
Tener humildad significa reconocer que nosotros no somos mejores ni peores que nadie. Que como seres humanos todos tenemos el mismo derecho de experimentar, opinar y equivocarnos, y que cada cual lo hace como quiere y puede.
Solemos criticar, juzgar, menospreciar o admirar en demasía a otras personas a nuestro alrededor. Así entramos en modo de comparación, o nos creemos más o nos creemos menos que otras personas. En muchas ocasiones, cuando tenemos conflictos con los demás, buscamos quedar por encima del otro. Eso aplaca la falta de autoestima, aportándonos una sensación de poder personal, de valía. Tener que tener la razón suele ser síntoma de pobre autoestima. Quien sabe de verdad, calla. Sabe que su opinión no es importante, y reserva su intervención para cuando es requerida.
¿Cómo lograr tener humildad?
Para lograr este punto de sabiduría, esta humildad natural, es imprescindible el trabajo interior, también llamado crecimiento personal. Cuando uno se conoce y se ama plenamente, ya no hallará falta en los demás. Haber aceptado las propias sombras nos pone en situación de paz con lo que nos rodea. Lo de dentro y lo de fuera en realidad siempre es un espejo, de modo que puedes deducir lo siguiente: Lo que no aceptas fuera te aporta valiosa información acerca de lo que llevas dentro sin aceptar. Lo que admiras exageradamente en otro también lo llevas adentro, igualmente sin reconocer. Puede que nos sea exactamente la misma situación, pero sí suele tratarse de la misma emoción.
Veamos un ejemplo. Un hombre está viviendo situaciones que le provocan ira. No está a gusto con su ira, la siente ajena a su carácter. “No soy así, pero esa gente son lo peor.” podría estar diciendo. Mirando más de cerca podemos descubrir otros momentos en la vida, donde la ira se presentó. Nos interesa el primer recuerdo de ira, en este caso aparece en el seno familiar, donde se vivió una injusticia sistémica. Para el hombre es indiscutiblemente prohibido enfrentarse a un familiar cercano, así que se traga la ira. Se auto juzga por tenerla. Su sanación está en aceptar que hay una injusticia que necesita ser arreglada para que pueda tener paz. Su ira tiene razón de ser. La comprende y la acepta. Ya puede cambiar la situación inicial que le ha llevado a consultar este tema conmigo.
Así hay muchos temas en nosotros que no están resueltos. Podemos recuperar la inocencia suficiente para absolvernos por dentro. Así, poco a poco, llegará la humildad.
Que tengas un excelente día