En la sociedad, en la que vivimos, pocas personas desarrollan una actitud de escucha. Parece más importante dar nuestra opinión, saber rebatir, argumentar y dar muestras de conocimiento, que abrirse a recibir realmente las palabras del otro. Esta actitud tan extendida, sin embargo, en realidad nos aísla de los demás. En el fondo todos sabemos que escuchar es amar, es abrir el corazón y dejar entrar al otro. Es el antídoto al aislamiento.
El hecho de que alguien nos escuche, se tome en serio nuestras palabras, nuestras emociones, nuestras necesidades, es un bálsamo para el corazón. Para eso hay que tener solo un poco de tiempo. Algunas veces durante la escucha, las pausas incluso dicen más que las palabras. Entonces, la persona que es escuchada, posiblemente comienza a decir algo nuevo, algo que estaba escondido incluso ante si mismo/a. Se abre un espacio de transformación donde puede ocurrir la sanación.
A todos nos gusta esta idea, de que nos escuchen así, eso está claro. Y para recibirlo, el primer paso podría ser practicar la escucha. Se puede hacer en pareja, escuchando primero uno, y luego escuchando el otro. Conviene hacerlo sin responderse, sin juzgar y sin querer ayudar al otro. Es bueno practicarlo, y es probable que no salga bien a la primera. Es una forma maravillosa para abordar los problemas de pareja. Y es gratis.
Puedes practicarlo contigo mismo/a, escuchando a tu mente, a tus emociones y sentimientos, a tu cuerpo. Es una forma para amarte a ti mismo/a que te lleva al camino de la autosanación. Te cuento más en mi libro “Escucha Interna y Autosanación“, que está a la venta en Amazon.
¡Que tengas un excelente día!