Aceptar el dolor

A muchos nos es difícil aceptar el dolor. Por eso lo escondemos, hasta de nosotros mismos. Un dolor intenso, que puede ser tanto emocional como físico, impacta sobre todo nuestro organismo. Así que, para evitar que nos descoloque, nos haga llorar, gritar o rabiar, lo minimizamos. De paso damos a nuestro cuerpo la información de que lo haga desaparecer, y el cuerpo hará lo posible para hacernos caso. De hecho, el cuerpo es especialista en esconder nuestros dolores. Lo hace incrustando la información acerca de la experiencia y el dolor en puntos concretos en nuestro cuerpo. En mi proceso de autosanación he encontrado muchos de estos puntos, que al abrirse dejaron salir el dolor y el recuerdo de la experiencia para ser sanados.

De modo que, en mi experiencia, lo más aconsejable es aceptar el dolor en primer lugar, en vez de rechazarlo. Mis vivencias durante mis partos lo confirman: Aprendí a navegar con la energía del parto y decir si a cada contracción. Aprendí a sentir la contracción como una ola que me abría, exactamente como yo quería. Cuando una mujer se cierra ante el dolor , pretendiendo que se vaya cuanto antes, no puede dilatar bien ya que el cuerpo entiende de que no quiere el dolor del parto, como si no quisiera parir. Dirás que eso es solo para los valientes. Pero no es cierto. Está al alcance de todos. Nada se gana con esconder lo que nos duele, con no afrontar una situación dolorosa. El dolor es inevitable, pero es perfectamente evitable que se haga crónico. Porque lo que escondemos, se queda. Lo que aceptamos, se transforma.

Por ello te digo que aceptes todo de ti: tus emociones, tu cuerpo, tu forma de ser, y tu dolor. Es un camino de autoamor donde uno se puede hallar, y liberar de cargas de muchas generaciones, de muchas vidas, de experiencias traumáticas. Mucho más te cuento en mi libro “Escucha Interna y Autosanación“, a la venta en Amazon.

¡¡Que tengas un excelente día!!

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