
Nuevo libro publicado
Solemos estar enfocados afuera: el trabajo, los niños, la casa,…. Pocas personas tienen la costumbre de estar con ellos mismos. A muchos les cuesta calmarse lo suficiente para observar aunque sea su respiración. Pero hacerlo nos puede aportar inmensos beneficios. Si aprendemos a enfocar la mirada hacía adentro y escuchar al cuerpo habremos encontrado una forma de restablecer la comunicación con nosotros mismos. Es como “volver a casa”. Y si hemos estado ausente mucho tiempo, veremos que hay muchas cosas que hacer, como sacar la basura, reparar grietas en las paredes, limpiar las ventanas o destrastar el desván.
A veces, una enfermedad nos obliga a “volver a casa” para atendernos.
¡Que bueno sería adquirir la costumbre de volver a casa aunque sea un rato cada día!
El cuerpo físico, dentro de la unidad (espíritu, alma, cuerpo mental, emocional, ener-gético y físico), es el lugar donde todo se materializa.
Por ejemplo, si te rechazas fuertemente mental y emocionalmente, el cuerpo podría desarrollar una enfermedad auto-inmune, como forma de estar en sintonía con el conjunto. Cuando aceptas todo de ti y te amas, el cuerpo tiende hacia el bienestar y la salud. La influencia que podemos tener sobre nuestra salud es mucho más gran- de de lo que la mayoría de nosotros piensa.
Ciertamente las personas no solemos sentirnos libres para pensar y sentir lo que que-remos. Hay muchos factores que nos condicionan y nos mantienen atrapados en pa-trones mentales y emocionales. Pero si nos ponemos manos a la obra, podremos rom-per poco a poco estos condicionamientos y liberar nuestro pleno potencial, enfocán- dolo, entre otras cosas, a mantenernos saludables.
Si observamos a los niños veremos que tienen un potencial increíble, están llenos de energía, de vida. Al menos la mayoría de ellos. Así también fuimos nosotros. Luego, nos fuimos cerrando, protegiendo, sufriendo traumas, desarrollando estructuras que ahora, a muchos, nos cuesta trascender. Hemos adquirido muchas capas de lastre y nuestra energía, nuestro potencial de vida, ha menguado. Si mirásemos adentro ahora, a lo mejor lograremos ver la última de estas capas de lastre. Allí tenemos la oportuni-dad de contemplar, de amar, de sanar algo en nosotros. Si lo hacemos, la próxima mi-rada interna nos mostrará la siguiente capa.
En mi experiencia, es el cuerpo quien mejor sabe como quiere ser curado. Si logramos, poco a poco, entender su lenguaje y confiar en él, de paso nos podremos empoderar al ver que las llaves para abrir las puertas al bienestar y a la salud, las tenemos nosotros.